La excusa que trae nuevamente a uno de los más grandes exponentes del power metal finés a nuestro país es Polaris, el nuevo álbum de la banda, y el primero desde la controversial partida de Timo Tolkki, miembro fundador y guitarrista del grupo, en el año 2008.
Así, con nuevo disco y nueva formación, los fineses se presentaron en un The End totalmente lleno, a pesar de coincidir el show con el partido definitorio para la clasificación al mundial de la selección Argentina.
Luego de las (para mi gusto demasiadas) bandas soporte (Abryllian, Insight, Dark Whisper y Lord Kraven, en ese orden), se apagaron las luces y, para sorpresa de todos, se pudo escuchar el “Ohhh oh oh oh oh” que indicaba que el primer tema del show sería “Destiny”, el cual nunca habían interpretado en su totalidad en nuestro país. Esto fue suficiente para que el público empezara a enloquecer y a corearlo con muchas ganas…e inmediatamente después de terminar ese tema empezaron a sonar las primeras notas de “Hunting High and low”, un comienzo con muchísima fuerza, y que nos daba ya una idea del tipo de show que íbamos a disfrutar.
A pesar de que la “excusa” era presentar el nuevo album, solo 3 temas el mismo entraron en el concierto: “Deep Unknown”, “Forever is today” y “Winter Skies”, siendo el resto una colección de clásicos de la banda, recorriendo un poco de su historia y recordando varios de sus albums anteriores.
Luego de “Phoenix”, llegaría el momento de los solos de bajo y guitarra, en forma de duelo entre el bajista Lauri Porra, y el flamante guitarrista, Matias Kupiainen, ambos dueños de una velocidad y un talento innegables.
Es de mencionar el gran carisma de Timo Kotipelto, quien se gana el cariño de su público con frases en español (“Son grosos” es una de las más originales que he tenido el placer de escuchar de un artista extranjero), su aliento para que todos canten junto a él y su gran voz, que a pesar de los años (y de no ser lo que solía) nos sigue cautivando.
Con “Eagleheart” llegaría el momento del “amague”, ya conocido por todos, de dejar el escenario, y luego de los gritos y cantitos del público, la banda volvería para deleitarnos con otros 3 clásicos: la hermosa balada “Forever”, la poderosa “Father Time” y un final a puro “pogo” con “Black Diamond”.
Y cuando ya pensabamos que todo había terminado…¡la banda no dejaba el escenario! Kotipelto nos enseñó a contar hasta 4 en finés y nos hizo hacerlo a voz en cuello, para demostrarle que eramos
mejor público que Chile y México. Esto nos hizo pensar que tal vez se venía un segundo bis, pero ese fue el final, la banda se despidió, con muchos saludos y muy agradecidos ante un público que se rindió a sus encantos, que saltó, cantó y gritó como hacía mucho que no veía en un recital de estas características.
Fue la primera vez que tuve la oportunidad de disfrutar de esta gran banda en vivo, y aun no siendo una gran fanática lo disfruté muchísimo. Y después de una tan grata experiencia, espero que no sea la última, y que tengamos la posibilidad de volver a tenerlos pronto por nuestro país.