Maximus Festival 2017 – La gran fiesta del rock

El pasado sábado 6 de mayo tuvo lugar la segunda edición del Maximus Festival, que continúa afianzándose como uno de los principales eventos de metal y rock de la región. Más de 20.000 personas fueron partícipes de esta gran fiesta, y estuvimos ahí para contarles todo!

Al llegar a Tecnópolis, la larga fila para entrar nos daba una idea de la gran concurrencia que iba a tener el evento. Luego de un pequeño inconveniente en la revisación (aparentemente un protector solar es considerado un objeto contundente estos días) que afortunadamente pudimos solucionar sin inconvenientes gracias a la gente de Tecnópolis que puso una oficina para guardar objetos prohibidos, ingresamos rápidamente al predio, donde además de los escenarios y la música había muchas otras cosas interesantes para ver.

Pueden encontrar la galería de fotos completa del festival en nuestra página de facebook, haciendo click aquí.

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A nuestra derecha, el Lounge: lugar reservado para la venta de bebidas alcohólicas, sólo para mayores de 18 años. A nuestra izquierda, una gran exposición de autos y motos, personajes del Máximus tomándose fotos con los asistentes, y hasta un “Cementerio del rock”. Al fondo los escenarios principales: Rockatansky y Maximus Stage.

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En nuestra recorrida al predio también pudimos observar puestos de venta de merchandising oficial, venta de comida y bebida, CD’s y muchas cosas más. Algo a destacar es el puesto de hidratación, manejado por la gente de Pogopedia, donde repartían vasos de agua de manera gratuita, como así también el hecho de que en los puestos de comida se ofrecía un menú para celíacos, y la existencia de quioscos donde se podían adquirir otros productos sin TACC, como papas fritas de paquete. ¡Ojalá todos los recitales y festivales fuesen así de inclusivos!

Al llegar al escenario Thunder Dome, encontramos que los horarios del mismo habían sido cambiados. La razón, que conocimos más tarde: la banda Hatebreed tuvo un inconveniente con su vuelo y no podía llegar a tiempo a tocar en su horario en el escenario Rockatansky. Los más beneficiados con la alteración del horario original fueron Misson (cuyo show se trasladó del más pequeño Thunder Dome a uno de los escenarios principales), y Asspera, quienes tocaron en el horario de Hatebreed, ante más gente que si hubiesen tocado cuando les correspondía originalmente.

Seguimos nuestro recorrido hasta llegar al Rockatansky Stage, donde Asspera acababa de salir a tocar. Todo show de Asspera es una verdadera fiesta, y así fue también en ésta oportunidad. Con un público enardecido, la banda de metal bizarro interpretó clásicos de su repertorio como “El peaje más caro del mundo”, “Gorda Puerca / Me Cago” (con los infaltables rollos de papel higiénico volando por los aires) entre otras, para finalizar con un gran pogo al grito de “Habilitá la cerveza”.

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Las miradas pasarían luego al Maximus Stage, para disfrutar del show de los alemanes “Böhse Onkelz“. Con algunos problemas de sonido al comienzo que por suerte pudieron ser solucionados, la gente que se iba acercando tímidamente al escenario a verlos fue cada vez más y más, conquistados por su potente punk melódico. Seguramente se hayan ido del festival con varios nuevos seguidores.

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A continuación llegaría el turno de Ghost, quienes con su teatralidad y sus disfraces han conquistado al público metalero argentino. Con un show corto pero contundente, demostraron con creces por qué son una de las bandas más reconocidas del género a nivel mundial. Siete temas fueron más que suficientes para encender al público, con Papa Emeritus III preguntando al irse si nos sentíamos mejor que antes de que comenzara el show. La respuesta fue un claro “¡Sí!”.

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Todavía el sol no había caído cuando el gran Rob Zombie se subió al Maximus Stage, para dar cátedra de cómo debe ser un verdadero show de rock. Fue el único en utilizar algo más que las luces y un telón, agregando tarimas con palabras escritas, globos de colores, cambios de vestuario y hasta aliens inflables para hacer que su presentación fuese la más vistosa e interesante del festival. Acompañado de excelentes músicos, presentó temas de su último trabajo y varios clásicos de su carrera solista, sin olvidar a su banda White Zombie. Hasta se animó a hacer un cover de Blitzkrieg Bop de The Ramones, recordando que Argentina era el lugar favorito de ellos para tocar. Para cerrar el set, el infaltable clásico “Dragula”, que hizo delirar a todos los presentes.

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Ya se ocultaba el sol cuando Five Finger Death Punch salió al Rockatansky stage. Los oriundos de Las Vegas tienen muchos seguidores en nuestro país, quienes corearon todos sus temas. Ivan Moody, cantante de la banda, fue el primero en “ponerse la camiseta” argentina (pero no sería el último!), y fue quien más cariño recibió de la gente, al grito de “Pelado, pelado!”. Con un set compacto y contundente, dejaron más que contentos a todos los que se quedaron a disfrutar de su show. Hasta se animaron a tocar un tema acústico, “Remember Everything”, demostrando que su talento va más allá de la distorsión.

Al mismo tiempo pero en el Thunder Dome, se presentó Hatebreed, quienes tuvieron que tocar con instrumentos prestados por los miembros de Slayer dado que ellos lograron llegar, pero no así su equipaje.

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A continuación, en el Maximus Stage, tocaría la banda que para muchos metaleros fue el plato fuerte de la noche: Slayer. Los californianos ya son un clásico del thrash, y con más de dos décadas de carrera llevan cosechado un éxito indiscutible en el ambiente del metal, así como también gran cantidad de fans acérrimos que “poguearon” todos los temas que la banda presentó en el festival. Ante los cánticos de “Ole ole ole, Slayer, Slayer”, Tom Araya no podía dejar de sonreírse, un gran contraste con la estética más seria del grupo. Con un setlist contundente que incluyó un recorrido por toda su carrera, Slayer dio un show sin fisuras, demostrando el porqué de su gran éxito. El cierre con el ya clásico “Angel of Death” dejó a todos son la energía bien arriba, y con muchas ganas de más.

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Sin casi dar tiempo de nada, apenas finalizó Slayer salió a escena Prophets of Rage, para cerrar el escenario Rockatansky. El supergrupo, formado por miembros de Rage Against the Machine, Cypress Hill y Public Enemy, interpretó un repertorio basado fundamentalmente en temas de RATM, pero no faltó la cuota de hip hop de la mano de “How could I just kill a man”, “Fight the power”, y un medley de canciones de Cypress Hill, Public Enemy y House of Pain. También estrenaron un tema nuevo de lo que será su primer disco, y hasta se animaron a hacer un cover de “Seven Nation Army” de The White Stripes, y a amagar con un pedacito instrumental de un tema de Audioslave.. Tom Morello fue quien se llevó todas las ovaciones, luciendo una camiseta de la selección argentina y exhibiendo un cartel en su guitarra con la leyenda “Para las madres de los desaparecidos”. El punto más alto del show fue sin dudas el cierre con “Killing in the name”, un favorito del público argentino. Con un sonido impecable y su mezcla de heavy y hip hop, fueron la transición perfecta entre el thrash de Slayer y el nü metal/rock/pop de Linkin Park.

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La banda californiana Linkin Park fue la encargada de cerrar esta edición del festival, luego de 5 años de ausencia (su último show en Argentina fue en 2012), la cual se hizo sentir con el entusiasmo de sus fans, que ya clamaban por la banda aún antes de que ésta saliera a escena. Con una puesta en escena austera sin siquiera un telón de fondo, con una bandera argentina regalo de sus fans colgada del teclado y apostando todo a los juegos de luces, dieron comienzo a su show con “The Catalyst”, tema que no interpretaban en vivo desde el año 2013. El armado del setlist resulta sorpendente, teniendo en cuenta el contexto en donde estaba sucediendo el show, ya que la banda eligió comenzar con temas nuevos, incluso hasta presentando algunos inéditos que serán editados recién a fin de mes en su próximo álbum de estudio, con un sonido más pop/electrónico que metalero. Hasta se animaron a hacer la versión remixada de “Castle of Glass” y presentar uno de sus temas más pesados, “Crawling”, en versión acústica. Algunos de los metaleros más acérrimos decidieron irse, pero todos los demás que nos quedamos fuimos recompensados, y promediando la mitad del show comenzó la catarata de hits de la vieja era, uno atrás del otro y sin respiro: “Breaking the Habit”, “Leave out all the rest”, “Somewhere I belong”, “What I’ve done”, y el que fue sin duda el punto más alto del concierto: “In the end”, con el público cantando a capella los versos y el primer estribillo ante la mirada atónita de Chester Bennington y  Mike Shinoda. La locura continuó con “Faint” y “Numb”, luego de la cual Chester se despidió de la gente, haciéndonos pensar que “Heavy”,  el nuevo corte de su último álbum, iba a ser el tema con el que terminarían el concierto, pero no fue así. “Papercut” y “Bleed it out” serían las elegidas para dar cierre al show, y al festival. Un muy buen recital, con excelente sonido y la banda en plena forma, el cual se hubiese beneficiado quizás con un set list un poco más equilibrado, pero que dejó más que felices a los fans que esperaban con ansias una nueva presentación de Linkin Park.

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Así llegó a su fin la segunda edición del Maximus Festival, una verdadera fiesta del rock y el metal. Esperamos que se convierta en una celebración fija que podamos disfrutar todos los años venideros, ya que no hay casi festivales de esta calidad dedicados exclusivamente a estos géneros en nuestro país. ¡Por muchos más!

Reseña y fotos: Erika van de Staaij
Un agradecimiento especial a Gabriela Sisti de GS Press y a Matías Petrucelli por la posibilidad de cubrir el evento.